Los tres instrumentos de percusión de la orquesta trabajan en colaboración para crear un patrón rítmico único que provee a la composición con un esquema métrico regular como apoyo a la melodía. Esto tiene su propia jerarquía interna en la que el shōkō funciona para articular el tiempo fuerte de cada compás, y el papel del kakko es controlar los accelerandos que conducen hacia algunos tiempos fuertes específicos. La función del taiko es la de articular los más importantes tiempos fuertes de toda la frase: su punto central llamado obachi. De hecho, obachi es el único tiempo en donde los tres instrumentos de percusión se encuentran. El Ejemplo 1 muestra el patrón rítmico básico usado en la estructura de frase de 4 compases con 4 pulsaciones por compás.
Ejemplo 1
La parte del taiko es fácil, con tan solo dos ataques por ciclo, pero también es difícil ya que el intérprete no puede darse el lujo de perder la cuenta, ya que uno de los dos ataques es el más importante del ciclo. Por lo tanto la interpretación del taiko incluye gestos de manos que agregan un tono ceremonial a la interpretación y también ayudan al intérprete a mantener el conteo. Luego del ataque en el punto central, la mano izquierda del intérprete hace un movimiento circular y luego se trae la mano para que descanse sobre el muslo izquierdo, y enseguida la mano derecha ejecuta un movimiento similar para luego descansar en el muslo derecho. Luego la mano izquierda se prepara para ejecutar el mebachi seguido por la mano derecha que se prepara para ejecutar el obachi, y en este punto los patrones de los brazos se inician de nuevo.
Aunque los tres instrumentos de percusión se unen para producir un solo patrón rítmico, sus diferencias en función y timbres evitan que se fundan en una sola sonoridad. Como se muestra en el Ejemplo 1, los dos instrumentos más activos son el shōkō y el kakko. La razón por la cual sus sonidos superpuestos permanecen claramente distinguibles está relacionado con el hecho de que el primero es un idiófono y el segundo es un membranófono, y debido a que sus sonidos ocupan dos áreas separadas en la escala de frecuencias como se demuestra en la Figura 1, la que muestra que el patrón enérgico del sonido del shōkō (en azul) se inicia en cerca de los 3930 Hz, mientras que el del kakko (en rojo) se localiza entre los 350 y 1100 Hz.
Figura 1
El timbre diferente de los instrumentos de percusión ayuda a articular la estructura de frase en tres niveles diferentes de velocidad. El primer nivel de articulación es el más rápido, y proviene de ataque agudo y penetrante del shōkō el cual usualmente marca el tiempo fuerte de cada compás. El segundo nivel de articulación es intermedio, y proviene del kakko, cuyo papel enfatiza tiempos fuertes específicos, usualmente uno cada dos compases. Finalmente, el último nivel de articulación es el más lento y proviene del obachi del taiko, el cual acentúa el tiempo fuerte más importante de todo el ciclo: su punto medio.
Como se demostró en otros capitulos de la sección sobre Orquestación, las transformaciones tímbricas y la estructura de frase van de la mano. El macro ritmo creado por los instrumentos de percusión proporcionan al oyente un lienzo sobre el cual se pueden apreciar las transformaciones de timbre en las otras secciones de la orquesta.